Sarkozy, Merkel, Rajoy hablan del continente. Les salen bancos,
recortes, sacrificios sociales. Se les ha olvidado Europa. O nunca la
entendieron. Empezaron en la política de políticos.Y cuando te
socializas en esas reglas, ya no sabes encontrar el camino de salida. Te
lo tiene que enseñar la gente en la calle.
José Mujica, Presidente del Uruguay, habla con Chávez y Morales en
las reuniones de la CELAC. Dice con convencimiento de viejo y rabia de
urgencia: “¡O las embarazadas de nuestros pueblos comen bien o sus niños
van a arrastrar ese problema toda la vida!” Dolor de gente. Dolor
antiguo que llevó a Mujica a la cárcel. Y a Dilma Roussef, y a García
Linera, y a Raúl Castro, y a Hugo Chávez. Y a tantos otros cientos de
miles. Cárcel, muerte, oprobio. Pero al final ganaron. Entraron a la
política desde la calle. Guerrilleros convertidos en gobierno.
Europa tiene reyes, armas nucleares, bancos internacionales primas de
riesgo y promesas de jornadas laborales interminables. En Suramérica
hablan de romper con un norte que les ha invadido, robado el gas y el
petróleo, los minerales, los frutos y las plantas. Un norte que les ha
saqueado aerolíneas, trenes, comunicaciones, la tierra y el agua. Con
ayuda de una oligarquía criolla, blanca y eterna, que veraneaba en
Miami, en París y en Madrid. El nacimiento de la CELAC estaba lleno de
negros que ya no son sombras.
33 países, 600 millones de personas, la reserva de petróleo, gas y
agua del mundo, de la biodiversidad, de las culturas ancestrales. Ni
China ni Europa entienden la madre tierra. América Latina sí. En la
CELAC hablan de la Pachamama. Otra tarea para el Sur americano que no
van a resolver en otros lados.
La OEA, dijo el Che, era el Ministerio de Colonias de los EEEUU.
Expulsaron a Cuba después de la revolución, y el continente calló. Calló
también cuando dieron el golpe contra Allende. Calló en el golpe contra
Chávez. Demostró su impotencia en el golpe contra Honduras. Ahora, ha
recuperado la voz y ya no necesita gendarmes. Decidir en el sur los
problemas del sur.
Europa se creó sobre las cenizas del fascismo. La CELAC, sobre las
cenizas del neoliberalismo. Sin Hitler, no habría UE. Sin EEUU, no
habría CELAC. Chávez lo entendió y se montó en la grupa de Bólívar para
señalar al norte por su responsabilidad y su amenaza. Por eso Mr.
Danger. Por eso Pitiyankis. Por eso tenía que oler a azufre en Naciones
Unidas. Para que el continente despertara. Para ver a quien no te deja
ser.
Europa tenía mucho y lo está perdiendo. América Latina no tenía casi
nada y lo está ganando. Europa está sumida en el miedo. América, en la
esperanza. Apenas está naciendo. Queda todo por delante. Toma aire para
lanzar el salto. Europa resuella sin fuelle. Europa suspira, Américase
llena de oxígeno los pulmones. Con la misma madera, puedes hacer ataúdes
o violines.
La CELAC nace con voluntad de ser. No se le escapan los problemas.
Apostar por la ampliación en vez de por la profundización es generoso.
Sentar en la misma mesa a quien podía ser el Israel de los Estados
UNidos en la zona -Colombia-, al país condenado a compartir miles de
kilómetros de frontera -México- o al gobierno que no sabe hablar mal de
Pinochet -Chile- es un reto que merece la pena sólo fuera por la
invitación a estos gobernantes de que vuelven a a mirar hacia el Sur.
En Europa, el núcleo duro lo componen los más egoístas -Alemania y
Francia-; en la CELAC, los más desprendidos -los del ALBA-.
Escribió el poeta: en Europa, a la paloma de la paz se la comió la gallina de los huevos de oro. En Suramérica, aves de colores alzan el vuelo y obligan a mirar con altura.
Juan Carlos Monedero
Público
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