No se ocultan, no conspiran en secreto. Desde hace más de cuarenta años
quienes defienden un orden económico neoliberal, un mundo-mercado, un
planeta donde todo esté en venta, en el que hasta las personas sean
consideradas mercancías, se reunen a plena luz del día en la lujosa
estación balnearia de esquí de Davos ( Suiza ).
El Foro Económico Mundial de Davos es el lugar de encuentro más
concurrido y transparente de cuantas ocasiones de cita programan
anualmente las élites financieras, empresariales y políticas del
planeta, partidarias no sólo de dar rienda suelta al capital para
moverse libremente por el ancho mundo en pos del máximo beneficio
posible, sino también y, consecuentemente, de reducir a la mínima
expresión el papel de los estados como reguladores de la actividad
financiera y promotores del bienestar social ( Estado del Bienestar ).
La función de Davos consiste en fijar el rumbo, la dirección por la
que transite exitosamente la carrera que permita seguir haciendo suyo, a
los que tienen por divisa " Todo para nosotros, nada para los demás" (
que dijera el mismísimo A. Smith ), el planeta en el que deberíamos
poder vivir dignamente todos los seres humanos.
El propio Foro Económico Mundial de Davos es, en sí mismo, la prueba
del carácter antidemocrático y oligárquico de quienes lo conciben y de
quienes participan en él. Un abismo económico separa a los asociados del
Foro, fundamentalmente las 100 grandes empresas multinacionales y sus
multimillonarios propietarios y ejecutivos que lo financian con decenas
de millones de francos suizos ( sólo los asociados industriales y
estratégicos pagan un arancel anual de 250 000 francos suizos y de
500.000 francos suizos, respectivamente), y los simples mortales que
jamás podremos acceder a estas exclusivas cumbres de la plutocracia
mundial.
Históricamente Davos ha sido sobre todo el mentor, el defensor y
propagador de la idea de la globalización ( allí prácticamente se
consagró el término ) y sus bondades. Lo malo es que, como alguién ha
observado, en las últimas décadas ha habido realmente no una sino dos
globalizaciones, la del enriquecimiento de los menos y la del
empobrecimiento de los más.
En fin, un año más, como de costumbre a finales de enero de 2012, se
reune en Davos el Foro Económico Mundial de las élites del dinero ( "En
cuestiones de dinero, todos somos de la misma religión", decía Voltaire )
y de quienes les rinden pleitesía.
Esta temporada toca hablar de: " La gran transformación, diseñar
nuevos modelos" que, a buen seguro, ni abordará seriamente el problema
ecológico ni, sobre todo, la flagrante injusticia del reparto de la
riqueza mundial. La cita, al parecer, estará más concurrida que nunca.
Para quienes no compartimos la visión del mundo de las élites que en
el Foro Económico Mundial de Davos siguen empujando al planeta hacia el
desastre ecológico y a la humanidad hacia una división mucho mayor entre
ricos, los menos, y pobres, los más, ha llegado la hora de manifestar
una vez más la reprobación y el asco que estas citas nos merecen.
Francisco Morote Costa. Attac Canarias
Canarias Social
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