domingo, 29 de enero de 2012

Davos: la hoguera de las vanidades

El Foro Económico de Davos es un espectáculo elitista, inmoral e indigno ante una sociedad global perpleja e indignada.

El Foro Económico de Davos, reunido en esa bonita ciudad suiza, es un ejercicio más de la prepotente soberbia económica y financiera que domina al mundo. Banqueros, ejecutivos de multinacionales como Nike, Nestlé, Novartis, Coca Cola, y algunos políticos que, en la búsqueda de su interés personal, intentan renovarse a sí mismos y a las empresas en las que participan. Representan a esa quintaesencia del capitalismo. Los poderosos, los influyentes del planeta, los que mandan, esa gente 'guapa' de la política, la economía, la banca e, inclusive, del espectáculo.

Toda reunión que se precie debe tener un lema, y el de esta es: "Davos 2012: creando nuevos modelos". La gran transformación del propio sistema capitalista. Algunas conferencias tienen títulos provocadores: "Fixing capitalismo" o "Remodelling capitalismo". Se reúnen para dar al mundo sus recetas para salir de esa misma recesión económica que ellos, los "profetas de accidente", se han encargado en provocar. Es como esa misericordia de la nobleza ilustrada del XVIII que daba limosna y creaba hospicios para esos pobres que ellos mismos habían creado.

Y cómo no, abre la cumbre Ángela Merkel, esa guardiana de las esencias y líder de un país que, como Alemania, ha pasado de ser el eje histórico del sentido último del proceso de integración, impulso y motor europeísta, a ese país áspero, pragmático en exceso, solo preocupado en el interés nacional y que, por la vía de los hechos y de sus palabras, cae en esa clasificación de los Estados europeos en dos ligas: la liga a), la de los fiables y cumplidores Estados del centro y norte y, por otro lado, la liga b: la de los derrochadores, vagos e incumplidos del sur: Grecia, Portugal, Italia, parece que también España, y los menos afortunados dentro de los sajones que son los irlandeses.

Para la canciller alemana, Europa tiene que estar "más unida", evolucionar más a una centralización política y económica en Bruselas. Es una condición sine qua non para salvar el euro y encontrar la salida de la crisis. Esto, que puede parecer prometedor, no lo será tanto para Grecia, país del que se está estudiando (en reuniones discretas) la manera más sencilla de mostrarle el camino de salida de la eurozona. Merkel, en la jornada de apertura, manifestó que Europa no ha entendido todavía la crisis del 2008 y debe hacerlo ahora. Para ello propone transferir todo el poder de decisión posible a los organismos europeos, tanto políticos como económicos. A los empresarios y al sector privado de la economía, les pide libertad de acción para la salida de la crisis y se muestra totalmente contraria a que Alemania participe en la ampliación del Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera. La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, tiene la opinión contraria. Francia empieza a ser reticente y a sentirse incómoda con la intransigente canciller.


No sabemos muy bien a dónde se dirige Alemania, pero desde luego no hacia la salvación del euro. Su postura es semejante a la de un grupo de personas que van remando todos en una dirección, y en el lado opuesto hay otra que rema en dirección contraria, y eso no es justo ni recomendable. No es bueno para el proyecto europeo el retorno de Atenas al dracma, ni tampoco el de Alemania al marco, porque sería no solo el fracaso económico y monetario de la Europa integrada, sino principalmente un irreparable descalabro político.


Davos, un espectáculo elitista, inmoral e indigno ante una sociedad global perpleja e indignada, que tiene que pagar una alta factura social, laboral, personal y familiar en tantas regiones del planeta, y por si fuera poco, tiene que aguantar los consejos de personajes tan imbuidos del nuevo requeteneoliberalismo al uso, liberalismo al cuadrado, le llamaríamos liberalismo especulativo, como David Cameron, ese ejemplo de entrega a la construcción europea de un país como Gran Bretaña que no solo no participa en el Euro, sino que veta la última reforma del Tratado y ha sido siempre ese obstáculo permanente en cualquier avance del proceso de integración, y que se permite el lujo de opinar y dar consejos a unos socios europeos, los del sur, que son valorados por algunos medios británicos como los Pig (cerdos en inglés) de Europa.


Y como comparsa de los actores principales, algunos "teloneros" destacados: uno de ellos, los representantes españoles con el nuevo ministro de Economía y Competitividad Luis de Guindos al frente, por cierto, exdirectivo de Lehman Brothers, que fue la principal responsable de esta debacle.
Pero toda esta hoguera de las vanidades, reunida en ese pueblo de la alta montaña suiza, debería tener presente cuestiones como el papel de China, que sigue comprando deuda norteamericana; de los BRICS y desea participar con una mayor aportación en el FMI, pero a cambio de más poder de decisión. Sin embargo, por encima de todo el problema de la globalidad de la crisis y el efecto social demoledor para demasiada gente en el mundo que no conoce otra realidad que la crisis permanente que es su propia existencia. En definitiva, que el mundo está cambiando y el sistema capitalista se encuentra en una encrucijada: cuidado con los procesos revolucionarios cuando tanta gente se ve sin futuro, ni esperanza: eso y no otra cosa deberían tener presente esta gente guapa que no representa a nadie, excepto a sí mismos.

* Presidente y consejero económico del Instituto de Altos Estudios Europeos, IAEE.

Gustavo Palomares y José Antonio Martínez

El Tiempo.com
http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/otroscolumnistas/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-11015744.html

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