La era oscurantista que
vivimos la inmensa mayor parte de la humanidad es resultado del poder
absoluto del dinero, de la dictadura financiera (de la ralea de los
banqueros centrales y privados, de las agencias calificadoras y empresas
financieras adláteres), que han reprimido, subyugado y finalmente
domesticado a la política-política. La democracia languidece, el Estado
está impedido de representar al interés general.
relación especialcon el Reino Unido y sentar las bases de su gran expansión mundial en el siglo XX.
La tarea de la presidencia imperial consistiría en la creación de las instituciones para gobernar un orden de dominación multinacional jerárquico. La cabeza del imperio, Washington,
garantizaríala seguridad y la estabilidad interna de sus partes constituyentes, extraer ingresos para pagar su mantenimiento (armas, corrupción de políticos, formación de ejércitos), asimilar culturalmente especialmente a las élites políticas y económicas de las sociedades súbditas del imperio. Desde la cabeza del imperio a los estados sometidos se le llamó,
gobiernos aliados.
La historia de los despotismos europeos (nazismo, fascismo), las dos guerras mundiales, habrían de servir para acrecentar y consolidar el poder y la hegemonía de la cabeza del nuevo imperio. Estados Unidos estuvo entonces en la posición de dictar la índole de las instituciones que regirían el imperio. En el orden económico, ello ocurrió al término de la Segunda Guerra Mundial, en Bretton Woods. Prácticamente muerto desde los años veinte el patrón oro como sistema de pagos internacional, en adelante sería la moneda de la cabeza del imperio, la base del nuevo sistema internacional de pagos, o nuevo sistema monetario internacional. Además, gobernar al imperio requería otras instituciones. Así fueron creados el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), hoy convertido en la Organización Mundial de Comercio (OMC) y, posteriormente, en 1964, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
Muy pronto después de su creación la dinámica de la economía mundial capitalista, las demandas de las clases dominantes, en primerísimo lugar las del país dominante, comenzaron a operar transformaciones y reformas en todas las instituciones referidas, aunque la mayor rapidez de cambio –permitido por la simplicidad de su operación– ocurriría en el sistema financiero. Una a una, la suma de las reformas en este sistema llegaron a tal grado que, en unos cuantos lustros, la presidencia imperial quedó debajo de la dictadura financiera que hoy gobierna el imperio.
A partir del 15 de agosto de 1971, cuando Friedman y Nixon
desconocieron su compromiso y responsabilidad sobre la operación y las
reglas del sistema de pagos internacional (tipos de cambio fijos frente
al dólar, bajo la regla de valor de 35 dólares por una onza troy), las
rápidas reformas que vivía el sistema de pagos se convirtieron en un
ciclón de
innovacionese inventos de
productosfinancieros que fueron llamados,
desregulación del sistema financiero. No hubo tal desregulación, hubo un cambio, tan profundo como un hoyo negro, de las reglas: una nuevas reglas abusiva y despiadadamente depredadoras, pero favorables a los barones de la alta finanza, quienes operan la dictadura financiera internacional. El abuso corrupto de las nuevas reglas fue tal que provocaron una crisis gigantesca al interior mismo del círculo financiero, pero también, su poder es tal, que condicionan absolutamente la operación del resto de la economía (el mundo productivo, el empleo), y pusieron de rodillas a la presidencia imperial y a las presidencias de todos los súbditos. Su poder es tal, repitamos, que se recuperaron rápidamente, trasladado su crisis a la economía real y convirtiendo su crisis en deudas
soberanas.
No todo paró ahí, estos barones ahora han empezado a apoderarse de
las presidencias de algunas naciones: Mario Draghi, director del Banco
Central Europeo; Lucas Papademus, primer ministro de Grecia, y Mario
Monti, que decidió combinar sus funciones de primer ministro con la
cartera de Economía en Italia, fueron, los tres, altos funcionarios nada
menos que de Goldman Sachs.
Desde hace años altos directivos de Goldman Sachs, lo mismo que de
CitiGroup, ocupan los más altos niveles del poder en Estados Unidos. Los
nombres de Timothy Geithner, Henry Paulson o Robert Rubin son
relevantes ejemplos de ello.
Su política económica se reduce a una palabra: austeridad, para cuidarse de la inflación y
no gastar lo que no se tiene(consejos para una economía doméstica). ¿Inflación con tasas de desempleo superiores a 10 por ciento en la eurozona, superior al 20 por ciento en España? Es obvio que se trata de otra cosa. Volveremos sobre esto.
José Blanco
La Jornada
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