‘Commoddities’, mercados de futuros, apalancamientos... la Bolsa habla y sube el pan. Desde 2007 una nueva terminología ha invadido los medios de comunicación desconcertando a todas las personas que sólo entienden una cosa: que desde que se especula en bolsa con materias primas básicas como el trigo o el azúcar, los precios de los alimentos se han multiplicado de manera astronómica para provocar una profunda crisis alimentaria que ya en 2008 incrementó el número de personas hambrientas en 100 millones. Apenas tres años después el drama se repite. Según la FAO, en enero, por séptimo mes consecutivo, el precio de los alimentos alcanzaba un récord histórico al aumentar un 3,4% respecto a diciembre de 2010. Esto representa la mayor subida de los últimos 20 años, superando incluso los niveles de junio de 2008, epicentro de la crisis alimentaria.
De momento las revueltas por el alza de los precios ya se contagian de un pueblo a otro. Túnez, Egipto, Argelia o Jordania son los primeros que han reaccionado ante una subida de un 25% respecto a los precios del año pasado. Pero esta nueva crisis no llega por sorpresa. A finales de 2009, Olivier De Schutter, relator especial de las Naciones Unidas sobre el Derecho a la Alimentación, afirmaba: “Quizá sea en abril de 2010 o de 2011, pero tendremos una nueva crisis de precios de los alimentos porque las causas directas del incremento de 2008 aún están ahí”.
Según afirma para DIAGONAL Ferrán García, de Veterinarios sin Fronteras, “casi una tercera parte de las compras de cereales a futuros se encuentran en manos de actores ajenos al sector, es decir, actores que especulan con el alimento mediante, por ejemplo, fondos de inversión. Son los que están ahora empujando los precios del trigo”. La especulación es uno de los puntales por los que, por ejemplo, el precio del trigo casi se haya duplicado en seis meses. “La inversión en materias primas genera muchos beneficios y es algo muy seguro. Los precios de los alimentos van disparados hacia arriba en la bolsa”, apunta este experto de Veterinarios sin Fronteras.
Mientras, los diarios económicos y los intermediarios financieros llaman a apostar por los cereales enumerando las “buenas perspectivas” que harán de la inversión todo un éxito. Lo que rara vez se nombra como origen de la subida de los precios es a los especuladores. “Yo prefiero referirme a los inversores financieros, que mueven mucho el mercado y tienen un gran peso en el comportamiento del precio”, declaraba en octubre Juan Ignacio Crespo, director europeo de Thomson Reuters, al diario Expansión.
El acento lo ponen en otras cuestiones como la escasez de tierra cultivable, una reducción de las cosechas o el cambio climático. “Ése también fue el argumento de 2008. Pero es falso. De hecho, la producción de cereales de 2010 es la tercera mayor de la historia”, cuenta Ferrán García. Junto a la especulación financiera encontramos otra causa en la escalada del valor de las materias primas: es el crecimiento de población. Según la FAO, se espera que el número de personas en los países en vías de desarrollo crezca un 70% entre 2007 y 2050. Este aumento, que ya se está dando en algunos países, está incrementando la demanda de cereales.
Para García, “en algunos países como China e India ha subido el consumo interno, como pasó aquí hace años. El problema está en que la manera de satisfacer ese consumo es a través de la agricultura y ganadería industrial”. Ambos modelos son muy dependientes del petróleo, se utilizan muchos fertilizantes, embalajes, transporte. “Por eso cuando hay un alza del precio del petróleo repercute mucho en el precio de los cereales”, sentencia García. Según Ana Etchenique, vicepresidenta de la Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU), “esta visión intensiva e industrial de la ganadería hace que se fomente mucho el consumo de carne y que, por lo tanto, el grano vaya a alimentar al ganado en vez de a las personas. Esto está pasando en los países en desarrollo y en Europa. Comer tanta carne nunca ha sido habitual en ninguna cultura”.
En 2008, el uso de cereales como agrocombustibles también supuso un factor determinante para el alza de los precios. “Este año realmente sólo puede ocurrir con el azúcar. El peligro real de los agrocombustibles es más ambiental y social”, sentencia García.
Pero la repercusión del encarecimiento de los alimentos no es la misma en todas partes, sobre todo en los países más empobrecidos donde dedican entre un 70 y 80% de sus ingresos a alimentación. “Este extremo en el Norte no se nota. Aunque cada vez hay más bolsas de exclusión”, sentencia el experto de Veterinarios sin Fronteras. De hecho, según el Instituto Nacional de Consumo, en el Estado español se dedica una quinta parte de los salarios a alimentación, y aunque la subida global de precios aún no se ha visto reflejada en los últimos datos del IPC, Ferrán García afirma que a nivel estatal se traslada con retraso y sobre todo a los alimentos procesados. “Lo más perverso –explica García– es que debido a las previsiones los precios pueden subir más de lo que en realidad deberían”. Algo que ya ocurrió en la anterior crisis.
Según explica a DIAGONAL Felipe Medina, del sindicato agrario COAG, “en el Estado español el último IPC general es del 3,3%, y esto va a repercutir entre la ciudadanía tarde o temprano, ya que el poder adquisitivo es menor que en 2008”. Para Medina de momento uno de los sectores más afectados por la subida de los cereales es el de la ganadería, porque en muchos de los casos el cereal que se compra para pienso es importado. “El sector ganadero no va a poder repercutir esa subida en los precios de venta a los intermediarios y distribuidoras, mientras que éstas últimas sí que aprovechará esa subida e incrementarán sus márgenes de beneficio. Siempre a costa de los ganaderos y ganaderas” anuncia Medina.
ACAPARAMIENTO DE TIERRAS
Desde 2008, los intereses inversores se esfuerzan por controlar tierra agraria en Asia, África y América del Sur. Al principio, a inicios del 2008, la excusa para los países del Golfo Pérsico, Corea del Sur, Libia o Egipto era lograr la seguridad alimentaria. Con el paso del tiempo, fueron los grupos financieros quienes comenzaron a acaparar tierra en el Sur. En este caso el argumento empleado era la necesidad de diversificar intereses y propiedades. Según la revista agraria Grain, “hasta la fecha han cambiado de mano más de 40 millones de hectáreas, más de la mitad en África”. Una situación que también se empieza a extender al Norte, como denuncia que ocurre en Andalucía Manuel Rodríguez, del Sindicato Andaluz de los Trabajadores.
Fuente: Diagonal
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